Marta García Zornoza, que cursó Integración Social en nuestro centro, nos ha enviado un emocionante artículo sobre su experiencia profesional, que ejerce en uno de los lugares del mundo donde es más necesaria.
Para ejercer como integradora social no existen grandes distancias ni barreras, ni tan siquiera diferencias culturales y lingüísticas que me impidan llevar a cabo un trabajo tan apasionante como necesario en esta pequeña parte de la India.El proyecto se lleva a cabo en una pequeña zona rural del sureste del pais llamada Anantapur, aunque sus objetivos son tan amplios que abarca casi todo el estado de Andrha Padresh.
A través de La Fundación Vicente Ferrer estoy llevando a cabo un trabajo como voluntaria en el “Vocational Training Project”, que es un proyecto de captación profesional para personas con discapacidad intelectual. Como consecuencia de las duras condiciones de vida de la población rural, la tasa de personas con discapacidad es especialmente elevada en esta zona del país. 
La pobreza se ha convertido, al mismo tiempo, en causa y consecuencia de la discapacidad en India. A través de este proyecto y de mi trabajo aquí, pretendemos que niños y adolescentes de entre 12 y 21 años se formen cada día en distintas actividades y talleres como agricultura, artesanía, cocina, lavandería, mantenimiento, taller de ortopedia y diferentes actividades académicas, para que puedan adquirir habilidades profesionales y sociales y con ello puedan encontrar trabajo en el futuro y ganar autonomía y autoestima.
Las personas con discapacidad en India cuentan con posibilidades limitadas para desarrollarse personal, profesional y socialmente debido a la discriminación que sufren por parte de sus comunidades y de sus propias familias. Por todo esto, mi trabajo como integradora social aquí es vital para conseguir la igualdad de condiciones, derechos y oportunidades para estos jóvenes. En realidad mi trabajo aquí es un regalo continuo, un sueño que mejora día a día, una oportunidad única e irrepetible para aprender, enriquecerme y crecer personal y profesionalmente.
Viviendo esta experiencia como integradora soy consciente de que sí se puede mejorar nuestro mundo, nuestros valores y nuestras creencias. Tenemos que ser valientes, aventurarnos, no conformarnos con lo establecido, querer siempre mejorar, salir de nuestra zona de confort, defender nuestra profesión, aquí a 8000 km y allí, porque cuando luchas y trabajas por lo que te gusta y te apasiona, nada puede salir mal.
Gracias al I.E.S Tomás Navarro Tomás, a todos mis profes que me han enseñado durante dos años a ser mejor, a mi experiencia Erasmus por empoderarme aún más y a mis compañeros y sobre todo amigos de clase.
¡Un saludo gigante desde La India!
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