Hola
a todos. Me llamo Ana Paterna, alumna de Integración Social, y os voy a contar
mi experiencia de Erasmus +. Al principio, no tenía nada claro el país de
destino en el que iba a realizar mis prácticas ya que contaba con varias
opciones, pero al final me decidí por Holanda a tan sólo dos días de irme. Y
debo decir que fue la mejor decisión que pude haber tomado.
Pues
llegó el día 22 de Marzo y, sin apenas darme cuenta, el avión destino Ámsterdam
estaba aterrizando. Las primeras semanas fueron duras, dicen que todos los
comienzos son siempre difíciles y llevan toda la razón. Uno de los problemas
con los que me tropecé antes de llegar, fue encontrar vivienda y…. los primeros
días, en un país desconocido, sin vivienda, te ves un poco agobiada. Las
principales fuentes para buscar piso en las que me centré para encontrar algo
fiable fueron redes sociales (Facebook) y páginas holandesas (Kamernet). Tras
varios días buscando sin cesar, por fin encontramos una vivienda junto a mis
compañeras y, a partir de ese momento, todo fue sobre ruedas.
Mi
entidad de acogida es Casa Migrante. Desde sus comienzos, es una “Casa abierta
para hispanohablantes” en la cual se
aboga por la mejor integración del migrante en la sociedad holandesa y
viceversa. Ofrecen todo tipo de servicios (jurídico, social, pastoral,
psicológico, acompañamiento a ancianos y enfermos…) acordes con la necesidad de
los hispanohablantes. También ofrecen actividades lúdicas y los usuarios
pueden pasar el día en una sala de ocio
donde pueden tomar té, café, tener
acceso a Internet, trabajar habilidades sociales, etc.
Casa
Migrante también cuenta con dos proyectos en marcha destinados a las mujeres.
Uno de ellos es Minerva, que tiene como mensaje transmitir y hacer sentir a
mujeres migrantes que son protagonistas de sus propias vidas. Lo hacen a través
de talleres, mediante un espacio abierto en el que ellas pueden desahogarse y
manifestar sus necesidades. Estos talleres van desde prevención del cáncer de
mama, hasta conciliar la vida como madres solteras, etc. El otro proyecto es
MEP, en el que trabajan con mujeres migrantes en prostitución. Su objetivo
pretende transmitirles que tienen las puertas abiertas de Casa Migrante para
cualquier tipo de necesidad que les pueda surgir.
Ámsterdam
es una ciudad preciosa, te haces con ella rápidamente y es muy sencillo moverse
por aquí. El transporte público está bien organizado y comunica muy bien todas
las partes de la ciudad y alrededores. Algo recomendable, si sabes montar en
bici, sería la opción de alquilarte una
y siempre tendrás preferencia para moverte hacia todos lados. En
cuanto al idioma es necesario, al menos, tener nivel básico de inglés para
manejarte por la ciudad y llevar una vida cotidiana. Si bien, en nuestro caso, al
tratarse de una asociación hispanohablante, no nos hacía falta hablar otro
idioma durante las prácticas, el resto del tiempo resultaba imprescindible el
uso del inglés para poder entenderte fuera de nuestra institución.
Los
aspectos positivos que más destacaría de mis prácticas son los siguientes. He
tenido la oportunidad de conocer la realidad del colectivo, lo que era una gran
incógnita para mí. Me llevo el placer de haber conocido a grandes
profesionales, los cuales aman su trabajo y son personas que han cubierto
totalmente mis expectativas. Son referentes y ejemplos a seguir tanto personal
como profesionalmente. Desde el día que llegué a Casa Migrante, me abrieron sus
puertas y me consideraron una más de su familia. Me
llevo una experiencia realmente bonita e inolvidable que, sin duda, me ha
cambiado la vida positivamente en todos los aspectos. Una experiencia en la que
he cumplido los objetivos que tenía desde un principio, como por ejemplo,
crecer social y personalmente y en la que estoy encantada de haber podido
conocer a todas y cada una de las personas que forman Casa Migrante.
1 comentarios:
Que guay!! ��
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