Erasmus en Cracovia 2018 por Antonio David García



Hola, me llamo Antonio David García y soy Animador sociocultural y turístico. Este año me informaron a mí y a mis compañeros sobre la posibilidad de realizar las prácticas en  una entidad de otro país europeo. Hubo momentos de tensión por si me habían cogido, por si me quedaba a las puertas, por si no podía debido a otros motivos, etc. Pero al final, pude salir con esta idea adelante y me aventuré a salir fuera de España y vivir esta bella experiencia. Os aseguro que esto me ha cambiado y soy otra persona diferente.

La experiencia Erasmus no es sólo un viaje a otro país europeo para realizar las prácticas, es una oportunidad para conocer otras culturas, otra gente, otras formas de ver las mismas cosas, otra forma de vivir en general. Además que, al volver, siempre te traes un poquito de todo eso contigo y creo que es lo que la hace tan especial. Estoy seguro de que allí he aprendido a trabajar de formas que jamás imaginaría haber hecho aquí en España, totalmente.

Ahora hablemos de cosas más relacionadas con aspectos prácticos del Erasmus y me gustaría empezar por algo que nos preocupa a todos (a mí al menos lo hizo) desde el principio: ¿Cuánto me van a dar de beca? ¿Cubre todos los gastos? Pues bien, la beca va a depender de tu destino, puesto que los países están organizados en tres grupos. Yo fui al grupo 3, donde daban menos dinero puesto que al ser Polonia mi país de destino, considerado con un nivel de vida similar o más bajo que España, recibí una cuantía menor que si me hubiese ido a un país del grupo 1 ó 2. La beca no cubre todos los gastos, es evidente. A mí me ayudó a pagar algunos gastos, como el alojamiento. Pero para los demás gastos tuve que recurrir a la beca del MEC de años anteriores.

El viaje fue una experiencia curiosa y a la vez satisfactoria. Tengo mucho vértigo y era la primera vez que me subía a un avión. Me asaltaron las típicas dudas de si se notan mucho las turbulencias, si me dará vértigo al mirar por la ventana (cosa que hice mal, ponerme en un asiento para poder observar el maravilloso paisaje). Pero al final resultó un viaje de lo más ameno, disfrutando de una película en el móvil y satisfaciendo al pequeño ludópata que todos llevamos dentro con un par de rasca y gana (que en realidad todos sabemos que es rasca y pierde). 

Por otro lado, el alojamiento fue un caos. Es uno de los temas más delicados, en mi opinión. Tienes la opción de conseguirlo antes de ir (lo que supone más trabajo para ti, por la negociación con el casero o casera y la incertidumbre de si realmente es como en las fotos) o de buscarlo una vez allí directamente, pero esto último te llevará más tiempo y tendrás que alojarte en un hostal juvenil o donde puedas mientras tanto. Yo opté por la primera opción y la verdad es que era un piso bastante acogedor, a 10 minutos del centro y del barrio judío. Fue un puntazo, aunque para llegar al centro de trabajo eran más de 40 minutos andando pero, por suerte, tienen una red de tranvías y buses muy bien comunicada y no era más de 15 minutos. Eso sí, es parecido a Albacete en cuanto a precio, pero el modo de uso es diferente.

En lo referente a las prácticas laborales no puedo estar más contento. Fui un día antes para presentarme tanto a mi tutora (que me trató muy, muy bien), como a los compañeros y a los niños de la entidad. Era un manojo de nervios, no sabría cómo reaccionarían, ni qué dirían ni nada. Pero fue todo como la seda. Me enseñaron el centro, preparamos un horario con diversas actividades que consistían mayormente en estar de apoyo con los profesionales de allí (aunque más tarde desarrollaría alguna actividad por mi cuenta) y al día siguiente fui a empezar esa experiencia de tres meses en el centro. 

En cuanto a la experiencia general la valoro muy positivamente, con total seguridad de que es algo que no habría encontrado en España por, como he dicho antes, la forma de trabajar (y pensar) que tienen allí. Sinceramente, repetiría otra vez y todas las que pudiera. Cabe destacar que yo siempre quise una entidad de tipo más cultural como el Teatro Circo pero acabé trabajando con niños y estoy seguro que me habría arrepentido de no haberlo hecho. Así que con esto quiero decir que no os cerréis puertas a nada.

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